Otra forma de hacer cantera

Un lunes cualquiera de estos que arrancan en septiembre, llego sobre las 20:00 h. a la puerta del local donde ensaya mi grupo de villancicos flamencos. Mi ensayo empieza mas tarde, pero no puedo evitar asomarme a la puerta donde dentro del mismo local hay una comparsa infantil comenzando su andadura por el…¿concurso? de infantiles-juveniles del COAC.
Entro, saludo a mi amigo Javi, autor de la comparsa, a su compañero de autoria, y me dejan sentarme en un rincon. En el voy viendo los rostros de aquellos niños y niñas comenzando el repertorio con toda la ilusion del mundo. Gesticulan como si se les fuera la vida en ello, sonrien, trabajan y se esfuerzan muchisimo para tener contento a su autor. El pasodoble, ademas de bonito, sale muy bien para el poco tiempo que llevan cantándolo estos pequeños de 10 a 14 años calculo; pero siempre se puede hacer mejor y Javi se lo hace saber a ellos, que lo miran entusiasmados, animados, y sobre todo con fe en él, su autor, su guia y su referencia.
Enseguida se me viene a la mente, de un modo melancolico, cada uno de los momentos que he vivido en estos 4 coros juveniles que he compuesto para niños no mucho mas mayores que estos que tengo delante mia, y recuerdo muchas cosas, buenas y malas por supuesto, pero mi sensacion es que las buenas han sido incontablemente mayores. Recuerdo las caras del primer tango de ‘Los herederos del tango’, su asombro por la escenificación de ‘Chicago´s Club’, las risas aquel primer ensayo del grupo con los mas de 40 figurantes que altruistamente colaboraron de manera fantastica en ‘El motor de la música’, o aquella letra que cerraba un ciclo de 4 años de lucha por hacer cantera, mejor o peor, pero a nuestra manera.
Este año no participo en la cantera por muchos motivos, (dentro de unos cuantos años cuando no tenga importancia nada del COAC 2013 Juvenil, explicaré una charla con cierto miembro de ese jurado al terminar el concurso). Nunca se sabe donde deparan los caminos, pero de momento me sentaré en gallinero como de costumbre a ver a las jovenes agrupaciones cumpliendo su sueño por primera vez, o tal vez un año mas, envenenado de esto que le llamamos Carnaval.
Al volver mi mente al ensayo, miro a María, una jovencísima guitarrista que llegará lejos, con sus 13 años comenzando por primer año su andadura por el carnaval. Una sonrisa de oreja a oreja llena mi rostro al darme cuenta de que este año tambien hago cantera, de una forma diferente, pero al fin y al cabo hago cantera.
María forma parte del alumnado del curso de guitarra que servidor imparte en la Peña La Salle Viña, cada viernes de 6 a 7 y media, de forma totalmente altruista. Yo, al igual que Patricia, que se encarga de formar a los nuevos puas que en un futuro formarán parte de los coros del concurso (alguna ya de hecho lo forma). Entre los dos, intentamos que no se pierda esa esencia de los orquestistas de coros, algo que parece que en un futuro incierto no se sabe si se llegará a extinguir, pero afortunadamente junto a Carmen en la asociacion Aires De Cadiz y otros centros donde se fomenta la guitarra, la bandurria o el laud, para que no queden en el olvido.
Muchos son los autores que cada año consiguen crear una cantera de carnavaleros que en el mañana serán los protagonistas de esta fiesta, que como dije antes, le llamamos Carnaval, y nunca son nombrados ni se les aprecia el trabajo duro que llevan a cabo, la mayoria, en el anonimato.
Mientras, otros nos dedicamos a hacer cantera también, de una forma u otra, mejor o peor, pero al fin y al cabo, Cantera; servidor lo hace con una sonrisa de oreja a oreja.
Salú
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