La leyenda negra continúa

La “leyenda Negra” es una actitud de rechazo pero a la vez de fascinación que se produce en todas las potencias europeas desde fines de la Edad Media hacia la Península Ibérica.  Se podría decir que en sus inicios era una contracampaña política iniciada por otras naciones ante el poder de Castilla o España.  Instrumentos como la inquisición, la religión… eran utilizados por la misma para cohesionar el territorio y la construcción de lo hispánico era destruir aquello que entrara en conflicto con lo español. Es lo que hizo Felipe II por ejemplo con su contrarreforma religiosa, y los instrumentos que utilizó para evitar la fragmentación de la monarquía.  Todo esto genera una imagen en el adversario negra de España, por aquel entonces, Francia e Inglaterra.  Esta leyenda se suaviza en el siglo XIX con los viajeros románticos que ven en España fascinación, aunque algunos siguen criticando su “atraso” en determinados aspectos. Serán los extranjeros los que realcen al país, y los que se preocupen en primera instancia de la conservación de su patrimonio, a la vez que lo están expoliando (es curioso en este aspecto el interés de José Bonaparte en recuperar la Alhambra de Granada, hasta entonces abandonada a su suerte).

Esta Leyenda Negra se reafirmará en los años de la Guerra Civil, con el rechazo de la democracia y el carácter de cruzada que  impone el “movimiento nacional” causando un claro rechazo en el exterior, acentuado, con el asesinato y el exilio de las personas intelectualmente más preparadas de la nación.

Tener claro la idea de este concepto es fundamental a la hora de abordarlo hoy día. Durante el final del franquismo y la apertura de España desde los 60, esta “leyenda” se fue haciendo menos dura, aunque seguía existiendo, España era un país rural que hasta finales de los 70 no empieza a convertirse en cívico, entendiéndolo como con primacía de las ciudades frente al campo.  Son las elecciones, y la idea de democracia las que van apartando esta imagen exterior durante los 80 y 90, para llegar a pasar a ser un país de los denominados “desarrollados” donde ya la población no se veía como fanática, sectaria ni sometida.

Desgraciadamente, sólo hay que leer la prensa extranjera de la actualidad para ser consciente de que de nuevo está cayendo sobre nosotros esta imagen exterior. Hay horror ante la capacidad de sufrimiento social de nuestro país y la pasividad del pueblo ante las leyes prácticamente “dictatoriales” que está sufriendo en los últimos años, los recortes de derechos y la extrema situación de pobreza. La emigración exterior calificada por Báñez como movilidad exterior, vuelve a quitarnos a las personas que deberían destacar aquí, como en su día tuvieron que salir Picasso o Juan Ramón Jiménez por poner dos ejemplos significativos, y ya el ciudadano es motivo de risa y cachondeo en numerosos países de nuestro extrarradio.

El gobierno, la política con su corrupción, la idea de reacción contra la realidad multicultural de nuestro suelo, el desfalco económico, la ineptitud de los cargos representativos considerados de nula capacidad intelectual, están haciendo mella en nuestra reputación exterior de tal manera, que la imagen que proyectamos no puede alejarse mucho de nuestra vecina Marruecos.

Y es en esta ciudad, Cádiz, donde quizás el ejemplo de barbarie social quede más de manifiesto. Un pueblo con 18.000 desempleados que vota una y otra vez a un partido político mayoritario que no deja de saltar a la palestra en escándalos de toda índole. Un pueblo que no protesta y que no se prepara en su mayoría, salvo casos excepcionales y minoritarios, y que vive a la deriva sin ningún futuro plan de empleo, ni industrial, aceptando una sanidad pública deficitaria y una enseñanza pública cada vez más apegada a lo religioso y menos a la realidad histórica y a la filosofía, los pilares que hacen pensar a un ciudadano.

Por eso, Cádiz es una ciudad marginada, por eso el gaditano tiene imagen de bárbaro en el exterior, de sumiso, de conformista, y de ignorante que no lucha ni por las más mínimas expresiones de dignidad del ser humano.

Sólo nos queda esperar que la cosa cambie, y el pueblo realmente despierte de su letargo.

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3 Responsuestas para La leyenda negra continúa

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    Fermín 16 octubre, 2013 el 20:54 #

    Siempre con cadiz sobre todas las cosas, siempre ejerciendo ese amor por esta tierra, escribiendo, cantando pero siempre luchando por cadiz, mi enhorabuena moi, por esta nueva plataforma desde donde llorar, pero sobretodo gritar por esta nuestra tierra

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    Eloisa Marin Fernandez 17 octubre, 2013 el 11:53 #

    Lo siento, Moises, no todo el mundo puede sientir, percibir, VIVIR Cadiz a la manera que tu lo haces….. ni sacar las “lecturas” o lecciones que “la historia” (la mas inexacta de todas las ciencias) y, sobre todo, las personas que han hecho “la historia” nos han legado…. Todos hacemos la historia y creo, en mi modesta opinion, que podemos dar, entre todos, un gran giro a la “leyenda negra” siendo (es decir; estando y actuando….y no hace falta estar fisicamente en Cadiz para poder hacerlo, hoy en dia) de manera positiva-proyectiva. Creo que es este y no otro el “cancer” gaditano de los dos ultimos siglos; No piensas que, tal vez, el legado dieciochesco fue excesivo para una ciudadania aun sin “cultivar”, Doctores tiene la iglesia! solo es una opinion. Que podemos hacer cada uno de nosotros para dar el salto (ademas de dejar rios de tinta y me meto yo la primera que te estoy escribiendo)? “La velocidad se demuestra andando”: caminantes, no hay caminos, sino estelas en la mar.
    Otra pregunta que me hago en voz alta: Que podemos hacer con lo que tenemos, Es tanto y tan bueno! Por que no sabemos valorarlo? Creo que esta es la primera pregunta que tenemos que hacernos todos los gaditanos. Tal vez necesitemos, todos, sacar un poco mas los pies de “la tacita” ….. de casa;;;;y de nosotros mismos

    Perdona las faltas; te escribo desde Rouen y el teclado pasa de mi

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      Moi Camacho 17 octubre, 2013 el 13:29 #

      Evidentemente Eloisa el camino se hace andando, pero ¿cómo?, primero hay que ser consciente de las dificultades, sabemos que nos pasa, y en quién no podemos confiar porque en dos siglos las instituciones de este país no han conseguido prácticamente nada. Viendo la prensa por ejemplo, vemos que el problema de la construcción naval se remonta a tiempos de Primero de Rivera, y sólo se soluciona en parte con la construcción naval para un ejército u otro, parches, no curas. Sinceramente creo que la solución a nuestro “caos” pasa por la implicación directa del pueblo, sin que sea reprimido, y estando preparado.

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