Son fechas en las que los nervios corren por nuestro cuerpo porque se aproxima la Semana Mayor, una semana en la que los cofrades damos testimonio público de nuestra Fe.
Son nervios que vivimos desde pequeños en nuestras casas. Recuerdo cómo de pequeños, mi hermano y yo formábamos nuestro paso particular. Nos bastaba como paso la rejilla anti mosquitos de la ventana, por encima una pequeña colcha que hacía de bordado, como virgen, cualquier muñeca a la que no le faltaba pintarle con una rotulador las lágrimas (mientras la muñeca sonreía), un pañuelo que hacía de manto y una cadena en la cabeza de corona. Igualmente de Cristo valía cualquier muñeco para desnudarlo, ponerle un paño como sudario, una pasada de corona y sus respectivos detalles de sangre tanto en la frente como en las manos y pies. Todo eso acompañado de marchas procesionales de fondo y cada uno de manigueta en casa extremo de nuestro particular paso, con el palo de la escoba como horquilla y nuestros comentarios de “izquierda delante, derecha detrás”.
Recuerdo como mi mayor ilusión era el Viernes de Dolores en el colegio, junto con las notas, recoger el itinerario que nos daban de La Gloria. Igualmente, mi abuelo conseguirme posters, o un libro de las cofradías, o regalarnos la colección de Semana Santa de ese año del diario. A día de hoy, seguimos coleccionando posters, revistas, quemando incienso y escuchando marchas procesionales da igual la época del año, ya sea verano, Carnaval o Navidad porque crecemos como persona, como cristianos y como cofrades sin perder esa ilusión y esos nervios.
Recuerdo también, cómo en el colegio se hacían exposiciones de pasos elaborados por los alumnos. Veías como un paso de palio, lo formaba una caja de zapatos, unas velas de cumpleaños, unas cañitas, una muñeca pequeña, papel de seda hecho bolitas como flores, papel de aluminio para hacer plateado los varales o respiraderos. Igualmente el Cristo era un muñeco de playmobil. Lo más bonito de todo eso, es que esa ilusión y esas manualidades la siguen haciendo los más pequeños tanto en sus colegios como en sus casas a día de hoy.
Estamos a días del Domingo de Ramos de este 2014. Veremos los primeros monaguillos, los primeros penitentes con sus túnicas planchadas y sus caras de ilusión como si fuese el día de Reyes y como no, las primeras bolas de cera, a cual más grande, guardadas de un año para otro. Veremos las primeras filas de niños con sus sillitas, su merienda, su pirulí, y su bola de cera en mano.
Ahora nos toca a los mayores a enseñarles a no cruzar por medio de una procesión, a no tocar los pasos, a hacerles ver lo importante que es vestir la túnica de tu Hermandad y acompañar a tus Titulares, a guardar el respeto y el silencio y a enseñarles esta catequesis pública.
A los más pequeños y a los que no lo son, feliz Semana Santa y feliz Estación de Penitencia.
Feliz Semana Santa…. Ana
Los que te hemos visto crecer sabemos que tu post es fiel reflejo de tu vida cofrade.
Si Dios quiere los pequeños vamos a pasar una muy buena Semana Santa y “los que no lo son” también.
Esos recuerdos que cuentas y esas vivencias estarán siempre acompañándote al igual que a mí que os he visto como disfrutabais con ello. Me siento muy orgullosa de ver todo lo que significa para ti la Cofradía y sobre todo tus Titulares. Ellos siempre estarán contigo.