Una de las últlimas fotos en la calle Ceballos
El sobrino de Don Federico Joly, José Joly Martínez de Salazar, se ha propuesto cargarse el Diario de Cádiz. Había echado a un montón de gente en los otros medios regionales que levantó gracias al trabajo de los de aquí y al final ha terminado despidiendo a más gente en Cádiz que en ningún sitio. Esa empresa familiar ha acabado convirtiéndose en un cortijo dominado por este señor que, como los mafiosos italianos, ha colocado como sicario a un tal Juan Carlos Fernández, una persona sin escrúpulos, a la que le importan poco sus semejantes y casi menos esta ciudad. Brutal, 24 personas a la calle. Sinceramente no me lo esperaba. Por eso, lo de si Don Federico levantara la cabeza. En mis siete años en Diario de Cádiz apenas hablé con él un par de ocasiones, pero las referencias que me daban suyas es que tenía un carácter muy fuerte, pero que defendía ese otro carácter tan importante, el familiar de su empresa. Seguramente te hablaba de una manera enérgica y no con tan buenas palabras como el tal Fernández, pero no te echaba a la calle. No entró a valorar sus cualidades o defectos personales (que los tenía como todo el mundo) pero sabía lo que tenía entre manos y que en Cádiz eran los reyes del mambo y no hacía falta traspasar las fronteras del Campo de Gibraltar para mantener una empresa solvente. Una empresa que, pese a los beneficios que se señalan, no es solvente porque ahora mismo debe hasta de callarse. Ese carácter se lo cargó el sobrino desde el momento en el que la ambición le pudo y quiso ser una estrella. Y va camino de estrellarse. Quiso convertirse en un magnate de la comunicación a nivel regional y se ha convertido en un mangante e incluso se llevó por delante a sus primos, a Pepe, a Pablo, a Juan, los que estaban día a día en la redacción y sabían cómo estaban las cosas allí dentro. Nunca se me olvidarán las lágrimas de Pablo Joly cuando trasladaba los equipos informáticos desde la calle Ceballos hasta Puerto Real. Fue uno de los momentos más duros y tristes del periódico que además coincidió en el tiempo con el fallecimiento días antes del subdirector, Antonio Rivera. En cuanto a lo sucedido ayer en el Fénix, las formas no han sido las mejores y una vez que el comité se negó a comunicar los nombres de los despedidos ya se encargaron los sicarios (que hay más de uno, que incluso no hace honor a su apellido por aquello de la valentía) de buscarse a algunos interlocutores afines. Y lo han hecho de la peor manera posible. Sentando a la gente por grupos y diciéndole a los afectados delante de los que se quedan que les ha tocado a ellos y esto es lo que hay. Como si estuvieran jugando a la ruleta rusa. Hago un inciso. La sangría ha sido terrible en deportes. José Joly Martínez desprecia al deporte porque además se va a cargar el suplemento y va a mandar las páginas del Cádiz a la parte trasera del periódico. Pero le da igual. Ahora me toca hablar de los nombres. Son 24, no a todos los conozco y mi solidaridad con todos ellos, pero hay casos que me duelen mucho en lo personal. Josu Rotaetxe, Isidro Santamaría, Pilar Hernández, Raúl Jiménez, José María Vilches o Fernando Díaz. Todos han sido compañeros y amigos en mi época del Diario. En el caso de Fernando Díaz es una amistad que viene de lejos y que todavía se conserva. Aún recuerdo lo mucho que me ayudó en aquellos tiempos en Ceballos. Lo mismo que hicimos los dos con un tal Ignacio Moreno Bustamante. Pero todo fue tener un cargo en La Voz de Cádiz y volverse uno de ellos. Me imagino como estará el bueno de Fernando y todos los demás, con la rabia que da. Pero parece que es lo que hay que hacer en estos casos. Estar en el momento adecuado y aliarse con las personas adecuadas. Solo así salen a flote los culos. Y a don Federico que no levante la cabeza, porque se daría un cabezazo. O 24.
Un pena, pero una triste realidad que afecta no sólo a Diario de Cádiz y, por extensión, al Grupo Joly. Los periodistas hemos pasado a ser números, meros números, y llegado el caso engrosamos la lista de la tercera edad con sólo 50 años. Da igual la valía y profesionalidad. Sólo vale el coste y la mendicidad. Porque esos mendigos que medran son los enterradores del periodismo. Sólo nos queda alzar la voz y luchar por nuestra cuenta pero unidos, aunando esfuerzos individuales para conseguir hacer escuchar nuestra voz colectiva y mantener vivo el orgullo de ser periodista.
¿Y qué leches tiene que ver Ignacio Moreno Bustamante en todo eso? ¿Por qué no llamar directamente al blog Bustamante’s News? Ah, por eso se llama el Blog del director, ahora caigo…
Gracias por entrar en mi blog, por leer mi artículo casi hasta el final porque es cuando se nombra a Ignacio Moreno Bustamante, por tu comentario y tu crítica que siempre enriquece y por nombrar a alguien que tiene mucho que ver en esta historia porque, como pasó ayer en el Diario, también se plegó a los intereses de la empresa del periódico que ahora dirige, que en aquel momento no eran otros que enfrentarse a los trabajadores y quitarse de encima a todo aquel que pudiera. Un abrazo.
Mucho ánimo a todos esos periodistas que este señor (por llamarlo de alguna manera) ha dejado en la calle. Que pena que no se le pueda hacer un boicot a ese diario, más que nada porque dejaria en la calle a otros tantos periodistas. Hay muchas maneras de hacerse famoso y ganar una fama, una es como hizo federico joly y otra es como está haciendo este señor. En fin el 11 de septiembre de 2001 torres más grandes cayeron
Pedazo de nota, artista. Has definido perfectamente a ese ‘señor’ Martínez de Salazar
Felicidades Paco. Con personas como tu si merece la pena compartir trabajo como lo hicimos en Diario de Cádiz. Ha pasado lo que se veía venir. Los perros en la calle no hacen daño, lo hacen las personas de dos patas que están en los despachos y algunos responsables de secciones. Pero es muy importante morir de pie antes que ir de rodilla y arrastrándose por la vida como hacen muchos que tu y yo conocemos. Tranquilo Paco que hay tiempo para que la gente sepan quién es quién.
Si .Que mas que una desgracia es una faena bien planificada. Pero hay que ir mas allá. Quien ha exigido la purga? porqué ahora? justo cuando el grupo planeta entra en el accionariado: ¿lo han exigido ellos? ¿son los accionistas del Diario poco solventes moral y economicamente?.,en fín .¿sabe el grupo Planeta el activo humano que va a perder y como se ha producido el proceso?.
Creo que la transparencia es el fundamento de cualquier grupo editorial y por supuesto de una linea editorial.Despues de esto dificilmente el Diario si no rectifica tendrá voz, linea editorial, social y periodistica solvente e independiente. En fín ya no tendremos Diario de Cadíz, ya no nos podremos ver en el, ya no será voz de los Gaditranos.
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