Analogías

Este año he tenido la oportunidad de estudiar el Cádiz de la Dictadura de Primo de Rivera, sus costumbres, su población, sus problemas, y también sus alcaldes. Procedentes de la oligarquía, Agustín Blázquez y Paul primero, y luego Ramón de Carranza, se repartieron el poder entre los años 1923 y el 14 de abril de 1931. Siguiendo los “consejos” de Joaquín Costa, Miguel Primo de Rivera intentó ser para el país un “cirujano de hierro”, y nuestros alcaldes se tomaron sus postulados al pie de la letra, incluso superándolos. La oligarquía gaditana gozó de numerosos privilegios y fue el desfalco en obras públicas lo más destacado de la actuación de estos alcaldes, sobre todo del segundo, que incluso tenía la tentativa de perpetuarse en el poder. Con créditos con nulas ventajas para el consistorio, Ramón de Carranza se empeñó en hacer un Cádiz para las fotografías en plena crisis mientras la clase obrera se acostumbraba a sólo tener la salida de trabajar en las obras públicas, convirtiendo al Estado en el único contratante de la mayoría de la población, en lo que yo suelo llamar “pan pa hoy y hambre pa mañana”. El Hotel Atlántico, el cine Municipal, la plaza de Toros, la piscina, el Hotel Playa Victoria, etc., fueron algunas de las obras públicas con las que Carranza arruinó a esta ciudad, y que quedaron como herencia en el posterior gobierno republicano que no supo ni pudo luchar con lo heredado, aunque se consiguiera investigar y acusar a Carranza por su política faraónica. El egocentrismo de Carranza hacía que sólo se sintiera realizado cuando recibía homenajes y “golpecitos” en la espalda. Su mandato tras la República, en la Dictadura, terminó de despertar su verdadera personalidad refrendada por su inmediata adhesión al régimen y sus pretensiones de ser condecorado.

En el transcurso del estudio y leyendo bastante sobre Ramón de Carranza, no podía evitar que al cerrar los ojos no viera al viejo oligarca barbado, y la imagen que se me representaba tuviera una corta melena rubia teñida. Dicen que una de las funciones de la historia es la de hacer analogías que nos servirán, entre otras cosas, para saber por dónde caminan los hechos del presente, e intentar corregir los errores. Suponemos que el actual cuerpo de gobierno municipal, bueno el que rige los destinos de esta ciudad desde 1995, no conoce muy bien nuestra historia, y no sabe las pésimas consecuencias que dejan un Ayuntamiento endeudado hasta los ojos, o quizás los presupuestos de nuestro ayuntamiento no sean los que yo imagino, y goce de una salud impropia de la sociedad en la que vivimos. El Estadio Carranza, el segundo puente, el soterramiento, las millones de pistas de pádel repartidas por la ciudad, los aparcamientos de EMASA, la reforma de la plaza de San Juan de Dios, etc.,etc., quizás han sido para ellos los primeros problemas para una ciudad, que quizás ellos ven sin los gaditanos, sin los obreros , porque no estamos en 1927 y hoy ni siquiera los obreros gaditanos tienen la oportunidad de trabajar en esas millonarias obras. Carranza quedó en el colectivo porque la dictadura nos lo impuso, nos impuso su calle, su nombre en un estadio y su hijo como alcalde. Usted señora, ¿pretende que un dictador dentro de unos años perpetúe su nombre?. Un estudio serio de la historia nos descubre la verdadera cara del oligarca gaditano y hágame caso no sale muy bien parado, ¿quiere usted pasar a la historia?. Dentro de unos años veremos cuál es su legado, que yo me temo que será un boquete de consecuencias insalvables para esta ciudad, como en su día dejo Carranza, y su sitio en la historia gaditana estará a la derecha del más de derecha que nunca se sentó en el sillón de Salvochea, usted puede tener el honor para la ciencia histórica de ser el peor alcalde de la historia de la ciudad. Enhorabuena.

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