Se nos va otro Carnaval de las manos y, aunque cierto es que puede que deje un buen sabor de boca, tengo la sensación de que Cádiz pierde otra oportunidad más para revalorizar lo que es parte de su patrimonio cultural en plenitud, como la tengo todos los años. Con una programación chocha y anquilosada, el Carnaval de Cádiz, un año más, vuelve a vivir sólo del buen hacer de las agrupaciones carnavalescas, y no sabe explotar otros recursos en estos días que no sean sus coplas, siendo esto el principio y el fin de la fiesta. No he podido vivirlo de la manera que me gustaría, y quizás mi artículo esté equivocado porque este año haya sido la “repera”, pero me temo que no, me temo que otra vez más, la ciudad no ha sabido explotar lo suficientemente bien la que es su fiesta por excelencia, y hay que ser muy torpe para caer constantemente en los mismos errores año tras año, y que el Carnaval (la semana que no el Concurso) le termine costando dinero a las arcas municipales cuando debería de generarlos de una manera notoria.
Concurso de disfraces, concurso de tanguillos, exposición de carteles o de trajes de piconeras, son las apuestas de nuestro Consistorio en las horas nobles del día, exceptuando el circuito de agrupaciones que empieza sobre las 19 y 30 de la tarde, salvando los fines de semana, en los que los carruseles de coros, parecen sostener una fiesta que no ve más allá de la manzanilla, el botellón y el bocadillo de tortilla.
Recomiendan una visita a la plaza de Fragela, para encontrarse un teatro cerrado, un teatro sin visitas, que seguro sería del interés de todo visitante que tiene como referencia un concurso de agrupaciones. Craso error… y decididamente inexcusable que no se organicen visitas al teatro en horas normales y para un público normal en la semana de Carnaval, como no tiene sentido tampoco que no se organicen visitas guiadas por los puntos más emblemáticos de nuestra fiesta antes de que la cultura del botellón arranque nuestra tradición a partir de las 12 de la noche.
¿Cuál es la idea que exportamos al resto del mundo?, pues más allá de un pasodoble o un cuplé, exportamos la idea de una fiesta en la que todo vale, vístase usted de vaca, traiga su botella comprada en una gran superficie de su pueblo, móntese en el autobús, y emborráchese en el mejor de los casos por nuestra ciudad, déjela llena de mierda, pinte nuestros monumentos, vomite, orine y defeque por nuestras calles cuando no pueda más, y luego móntese de nuevo en su autobús, y váyase para su pueblo o ciudad. Ese es el Carnaval de interés turístico internacional. Y para esta imagen, sólo hay un responsable, nuestra Concejalía de Turismo y nuestra corporación municipal enterita. Hay que ser torpe para no buscar alternativas, para no tener el museo abierto todavía, para que gente de todo tipo y de todas las edades puedan pasear por nuestras calles, hay que ser ineficaz e inepto para no encontrar otra solución que dos tablaos, y siete agrupaciones, y ser un aprovechado, para que las ilegales y las agrupaciones que van a la calle a cantar sus repertorios fuera del programa oficial te salven el culo año tras año.
Pero claro, no interesa, nos importa poco que esta ciudad amanezca muerta todos los días de la semana de Carnaval, y que nuestra gran atracción de interés turístico internacional sea una carpa pueblerina a la que llegar borracho y drogado, o alguna cena elitista y clasista en algún conocido hotel de nuestra ciudad, donde la agrupación de Carnaval aparecerá como un simple bufón, y se reprimirá de cantar todo el repertorio crítico que guarda su libreto.
Puede que ustedes no compartan conmigo esta imagen, pueden que piensen que el Carnaval debe cerrar sus Puertas de Tierra, o que todo está bien así, que el Carnaval es sólo para divertirse y emborracharse, y que no encierra ninguna clave cultural explotable de cara al exterior, pero serán los del exterior durante todo el año los que más se beneficien de nuestro Carnaval con sus festivales, y eso es una obviedad. Yo, como ciudadano gaditano, pienso que volvemos a perder una oportunidad de oro.
Impresionante, Moises… no se pueden decir las cosas mas claras y con mas razon. Y todos los que participamos en carnaval sabemos que si no fuera por nosotros esta fiesta seria tercermundista. Aunque creo que le falta poco…..
No puedo estar más de acuerdo. Pero me parece que esa oportunidad que se pierde no sólo se hace por incompetencia… sino por conveniencia política. Hacer las cosas bien, cuidar la fiesta y darle categoría, supone romper con muchas cosas, y no hay valentía política para hacerlo. Es más “conveniente” permitir la marabunta alcoholizada, y mantener las arcaicas tradiciones.