Manifiesto por el respeto

Definiendo manifiesto como declaración pública de principios e intenciones, eso es lo que tenemos los cofrades: principios y buenas intenciones; y hay que demostrarlo no solo de boquilla, sino haciendo de nuestra vida ejemplo de ello.

Por ello, en el pasado pleno de Hermanos Mayores celebrado el pasado día 28 de mayo se acordó mostrar disconformidad con los hechos acaecidos en la pasada Semana Santa durante el recorrido procesional de algunas cofradías: al parecer, un grupo de llamados “cofrades” salieron a la calle con la intención de evitar todo aquello que no le gustara, con “escupitajos”, golpes, gritos, insultos, zancadillas….

El cofrade es cristiano, conllevando unos valores que, a veces, se echan mucho en falta. El amor es el mandamiento básico que nos enseñó Jesús cuando bajó a la tierra y dio su vida por nosotros; el amor a Dios, el amor al prójimo…

Si de verdad como cristianos y cofrades defendemos el amor, pero no solo el amor a nuestros titulares, a nuestras tradiciones (y soy la primera “gadita” que defiendo lo mío porque opino que debemos mantener nuestras tradiciones y no copiar a nadie, ni que guste lo de fuera más que lo de uno), debe prevalecer ese amor a Dios te gusten más o menos las cosas. Amor a Dios concretizado y materializado, en el caso de la Semana Santa, en las imágenes que tanto se veneran y que representan a un mismo Dios, llámese Nazareno, Cristo de la Misericordia, del Amor, de las Penas, del Huerto, de la Expiración….

Si no te gusta algo o no estás de acuerdo, como en la vida diaria, no vas y le pegas o le gritas a alguien, sino que en casi todos los casos se refiere con respeto ante dichas situaciones, porque siempre se protesta y hay quejas por todo, y estamos en nuestro derecho de queja, pero siempre con sentido y no en creencia de estar en poder de la verdad. Siempre hay distintas opiniones y gustos para todo; hay blancos, negros y una amplia gama de grises. No vamos por la calle gritándole a las personas que van tirando basura a las calles recriminándoles, incluso la dejamos en el suelo; ni al personal de la administración cuando tienes que dar 20 vueltas para que te arreglen un “papel”; tampoco se va gritando ni dándole patadas a los políticos que no forman parte de nuestra ideología y la mala gestión que a nuestro parecer pueden estar realizando… y así, un sinfín de situaciones de protesta en las que no se usa la ira, ni la fuerza ni los malos modos… Y no es ser conformistas, es cuestión de clase, de respeto y de usar los medios oportunos para ello.

Estamos en una época con mucho vacío de valores. Muchos aspectos de la Iglesia están en crisis y, si encima, los cristianos nos comportamos así, qué ejemplo estamos dando a los no creyentes si muchos de los llamados no creyentes demuestran más respeto. Luego nos quejamos de la Iglesia y así nos luce el pelo; no se puede escupir para arriba que te cae, y como bien dice el Evangelio “no mires la paja en ojo ajeno…”.

Pues estamos dispuestos a manifestarnos, pero que no se quede solo en un montón de palabras juntas en un papel, que sea una verdadera reflexión, y que llegue a los corazones de los que usan la violencia para protestar, que para hacerse oír no es necesario el vandalismo, sino la palabra educada y otros medios. Hay que ponerse en la posición de la otra persona y amar a tu prójimo como a ti mismo, y piensa que lo que no quieras que te hagan a ti no lo hagas, pues cualquier día, alguien te puede hacer a ti lo que hoy le has hecho a un hermano. Debemos tener el corazón limpio ante Dios y poner la otra mejilla, que un cristiano no sea el que abofetea las dos mejillas y luego va a visitar a su cristo que es el mejor. DIOS ES UNO Y TRINO

Un cristiano comparte su fe, no para convencer a otros, como suele suceder con las personas que andan buscando adeptos, sino que lo hace por estar convencido del beneficio que ha recibido por haber creído en el Hijo de Dios y desea con todo su corazón que otras personas reciban ese mismo beneficio, porque sabe, por su propio caso, que las personas no necesitan un atributo especial, de inteligencia, riqueza, elocuencia, honradez, o cualquier otro atributo o virtud, sino solamente creer, creer en Jesús, el hijo de Dios. Por esto toma muy en serio el compartir su fe, porque si las personas no escuchan lo que deben creer, ¿Cómo van a creer si nadie les predica?, porque deben escuchar aquello en lo que deben creer. Es responsabilidad de todo cristiano compartir aquello que él cree, compartirlo con su forma de vivir y exponerlo de la manera más clara que le sea posible. De esta manera el cristiano muestra su amor al prójimo, compartiendo lo más importante”.

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