Vísperas

Tengo que reconocer que soy un romántico de las vísperas. Acaso sean más densas en contenidos que los propios eventos en sí, pero no están exentas de incertidumbres.

Al igual que una novia espera ansiosa el día de su boda, los cristianos al llegar el adviento deseamos que llegue la Natividad del Salvador, los carnavaleros que se abran de par en par “La casa de los ladrillos coloraos” y los cofrades que se pida la venia en el Carmen junto al Atlántico.

En mi infancia también eran  importantes las vísperas del Corpus Christi, que gozaba de una salud envidiable, porque era el preludio del verano, pero sobre todo por el estreno de calzado veraniego. Eran otros tiempos, ni mejores ni peores, sino simplemente diferentes.

Cuando salga a la luz esta colaboración, el primer pasodoble habrá sonado de forma majestuosa en la auténtica caja de resonancia del carnaval, El Gran Teatro Falla, los compases del genuino tango gaditano nos recordarán a épocas gloriosas y el furor del 3 x 4 viñero junto a la fina ironía gaditana harán desencajar las finas mandíbulas fracasadas de risa.

Pero esto no ha hecho más que empezar, porque al unísono, bandas de cornetas y tambores, agrupaciones musicales… a la intemperie de la humedad de estos lares afinan sus distintos instrumentos y ensayan sus nuevas marchas con vista a ese ansiado Domingo de Ramos.

Son las vísperas, siempre las vísperas… para que todo luego se vaya en un abrir y cerrar de ojos.

Hace años alguien manifestó “es tan dulce esperar tu llegada, que no quiero que llegues, quiero oírte llegar”. ¿A quién se refería? No hay dudas, a las ansiosas vísperas.

Antonio Macías Geneiro

P.D. Mí más sentido pésame a Ismael Pampará, Hermano Mayor de La Hermandad Sacramental de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado (Medinaceli) por el reciente fallecimiento de su querido padre.

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